Cuando hablamos de autoestima, hablamos de querernos, valorarnos y aceptarnos. El auto-concepto está ligado a las valoraciones recibidas a lo largo de la vida (ver el artículo enlace). En la consulta psicológica a menudo se constata  cómo algunos mensajes negativos recibidos en la infancia influyen y condicionan la vida adulta.

En ocasiones, esta influencia llega a tal punto que uno siente que nunca es suficientemente bueno y nunca hace las cosas suficientemente bien. La baja autoestima se alimenta del perfeccionismo y el sentimiento de culpa, de modo
que la persona se convierte en un/a implacable juez de ella misma.

 

En la psicoterapia se establecen objetivos tales como discriminar la culpabilidad de la responsabilidad, rebajar la auto-exigencia, identificar los miedos, evitar las comparaciones nocivas y desvincular la valoración y aprobación ajenas de la propia.

 

A medida que se trabaja con estos objetivos, se avanza en la aceptación de uno mismo y en la mejora de la autoestima, lo cual redunda en un mayor bienestar emocional.

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