Conflictos de Relación
Un conflicto de relación es una situación de confrontación en la cual lo que uno espera del otro no se ve satisfecho.
Se da en todas las relaciones: de familia, pareja, amistades, compañeros de trabajo o estudios. Todo grupo de personas constituye un sistema que busca equilibrio. Desafortunadamente, este equilibrio a veces se mantiene a costa del sufrimiento de uno de los integrantes.
En el artículo (enlace) se expone a modo de ejemplo, cómo el fracaso escolar puede representar un conflicto en el ámbito familiar y cómo sólo con un enfoque que tenga en cuenta todo el contexto, se podrá resolver.
La falta de rendimiento escolar y los problemas conductuales de los hijos son sólo el síntoma de que algo no va bien. Para desbloquear el conflicto, hará falta identificar las causas e introducir cambios en el sistema familiar.
En los conflictos de pareja, también se trata de desgranar las causas profundas e introducir cambios, en lugar de esperar a que el otro cambie.
Introducir un cambio a algún nivel (de comunicación, aceptación, autocrítica o establecimiento de límites) es la única forma de salir del círculo vicioso acción-reacción-acción…En las sesiones de psicoterapia se identifican los miedos que subyacen al cambio en todos los tipos de relación. Se ayuda a mejorar la comunicación efectiva, a ampliar la visión y refocalizar, con el fin de evitar la repetición que sólo lleva al estancamiento y a la frustración, en lugar de conducir a la resolución del conflicto.
¿Cómo se puede desbloquear el conflicto?
Con la intervención psicológica se proporciona una nueva lectura de la situación que ayude a redefinir el rol atribuido a la persona que presenta el síntoma. Se trata de verlo con una nueva mirada.
Por ejemplo, en lugar de ver al hijo o hija como la persona problemática que les ha decepcionado, mirarlo como la persona que necesita amor y seguridad en su entorno. Este cambio de mirada generará cambios de relación que darán lugar a un cambio de conducta del hijo o hija, lo cual a su vez favorecerá la armonía familiar.
Por lo que se refiere a los conflictos de pareja, es frecuente que la persona que va a la consulta espere que sea el otro el que cambie.
En este caso también se trata de un sistema con dos integrantes cuyas acciones se retroalimentan. Por lo tanto,
si uno quiere que el otro cambie, también tendrá que hacer algo distinto. Sólo así podrá salir del bucle acción-reacción-acción…
En la consulta se ven casos de parejas en la que uno de los miembros espera que el otro sea más atento, más complaciente, más proactivo o más ordenado… y se enfada (reacción) porque no lo es. Entonces, dice algo desagradable (acción) que al otro le sienta mal y también se enfada (reacción)…
Introducir un cambio, ya sea a nivel de comunicación, de aceptación o de autocrítica, ayudará a desbloquear la situación. Sin embargo, en cualquier tipo de relación, el miedo a las consecuencias del cambio puede paralizar.
En las sesiones de trabajo, se identifica este miedo y se ayuda a mejorar la comunicación, tanto para expresar los sentimientos y el malestar psicológico, como para empatizar.
De igual manera, se desgranan las causas más profundas del conflicto y se trazan los pasos a dar. Por último, hay que tener presente que la evolución de un conflicto no depende únicamente de uno mismo: siempre es un juego de fuerzas, un sistema que busca equilibrio.
Después del análisis de la situación y de efectuar los cambios y la adaptación pertinentes, la persona o la pareja se encontrarán en otro momento en el cual se abrirán nuevas vías. Un momento más próximo a la resolución del conflicto porque se habrá roto el círculo vicioso que llevaba siempre al mismo lugar.